La Iglesia
Una sociedad profundamente católica
Las religiones no católicas – las creencias indígenas, el judaísmo, el islamismo o el protestantismo- eran sancionadas severamente. Llevar la religión católica a los indígenas fue la justificación ideológica de la conquista española; por eso, los primeros libros publicados en el Perú fueron catecismos en lenguas indígenas para el uso de los sacerdotes en su tarea evangelizadora. Pronto el catolicismo se convirtió en la única religión abiertamente practicada por la mayoría indígena y por los conquistadores. Pero las creencias y las prácticas heterodoxas sobrevivieron, tanto dentro como al margen de la religión oficial. La devoción a las huacas -divinidades presentes en el paisaje- sobrevivió a las campañas de "extirpación de idolatrías". Algunas veces los indios enterraban a sus muertos debajo del suelo de una iglesia, según los ritos católicos, para luego exhumarlos en secreto y hacer sus propias ceremonias, sin ver ninguna contradicción en ello. Los judeoconversos, acusados de practicar el judaísmo en secreto, fueron perseguidos por la Inquisición. Pero la coerción es sólo una parte de la historia del catolicismo peruano. Perú era un país profundamente devoto, donde la gente de todas las castas y clases sociales legaban sus bienes a la Iglesia, cargaban en procesión las imágenes de los santos en sus fiestas, y construyeron algunas de las catedrales más hermosas y opulentas del mundo.