El Virrey de Lima á los habitantes del Perú. Lima, [1810].
Con la invasión napoleónica de la Península Ibérica en 1808, la abdicación forzada del rey Fernando VII y la imposición del hermano de Napoleón, José Bonaparte, en el trono de España las colonias españolas sufrieron una crisis de legitimidad. En la ausencia del monarca, ¿dónde se hallaba la soberanía? Sobre la base de teorías jurídicas elaboradas mucho antes por el pensador jesuita Francisco Suárez (1548-1617), quien argumentó que la soberanía emanaba del pueblo, y que era justo que la gente se rebelara en contra de un gobierno tiránico, muchas ciudades de España y de las Américas formaron las juntas para oponerse a Bonaparte y gobernar en los asuntos locales en nombre de Fernando VII. En última instancia, la Junta Suprema Central de Cádiz asumió el papel soberano, pero no todos los americanos estuvieron de acuerdo. En 1810, la Junta Central se disolvió y se formó el Consejo de la Regencia, mucho más pequeño, el que a su vez convocó a las Cortes, un cuerpo legislativo para España y las Indias. Este trabajo contiene una proclama del virrey del Perú, José Fernando de Abascal y Sousa, quien aceptó la autoridad de la Regencia; también incluye dos decretos emitidos por el gobierno de la Regencia que anunciaban la convocatoria de las Cortes y la elección de representantes.