Reflexiones sobre el proyecto de arte performativo del artista Luis Manuel Otero Alcántara y la curadora Catherine Sicot

N.B. Para ver el proyecto de que se trata esta entrevista, favor de visitar: 

https://elegoa.com/en/content/indian-summer-diary-luis-manuel-otero-alcántara-la-primavera-del-amor-2016
https://www.youtube.com/watch?v=Kgj5QYmULZU

En tu opinión, ¿por qué un proyecto como el "Diario del Verano Indio" es significativo?

Catherine Sicot: Desde un punto de vista canadiense, el "Diario del Verano Indio" discute el problema de la otredad en Canadá. El objetivo del proyecto es “protestar” pacíficamente, y hacer público, el cómo el Servicio de Inmigración Canadiense negó una petición de visa de tres meses y una petición de visa de diez días al artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara. El artista tenía planeado participar en “On the Road,” una estancia artística producto de mi colaboración con varias instituciones artísticas canadienses y estadounidenses.

El "Diario del Verano Indio" utilizó plataformas sociales, Facebook en específico, para hacer un performance del viaje de diez días a Toronto y sus alrededores, el cual el artista no pudo realizar dada la negación de su visa. El programa de 10 días estaba diseñado para brindarle un marco de referencia sobre la escena cultural y artística de Ontario, así como para introducirle a las realidades políticas y sociales que enfrentan diversas comunidades locales. Durante el viaje, Luis iba a tener la oportunidad de visitar varios proyectos artísticos en Toronto, conocer algunos personajes estratégicos de la escena cultural, y visitar sitios de patrimonio local, entre algunas otras actividades.

Luis Manuel Otero Alcántara:  Primero soy un artista cuya mayoría de su obra es un resultado de su interacción directa con la realidad de un territorio físico o mental, en donde quiera que me encuentre. Un gran porcentaje de mi trabajo es un cuestionamiento o crítica muy personal al humano y a todo lo que ha sido y será capaz de generar a su alrededor. Este proyecto nace producto de la frustración y un sinnúmero de sentimientos que ocuparon mi ser después de serme negada dos veces el visado temporal a Canadá.

¿Por qué tú y otros trabajando en este proyecto creen que es importante dar una respuesta artística a la negación de la visa temporal de Luis?

LMOA: Para algunos artistas cubanos sobre todo jóvenes (hago esta especificidad pues parto de mi inexperiencia con culturas foráneas) el encierro, que presupone vivir en Cuba, en una isla, marca la obra y la vida, desde lo geográfico, lo político institucional, la desconexión con el mundo exterior a nivel digital, y la falta de libertad expresiva y de pensamiento. Por eso, las oportunidades de poner a interactuar la obra que se hace con otros espacios se convierten en anhelos, que al producirse, provocan la construcción personal de todo un mundo de ilusiones tanto profesionales como personales mucho antes del choque cultural. La solicitud de visa, agrega mayor estrés al asunto, pues existe un alto grado de  probabilidades de ser rechazado porque un funcionario decide si eres posible emigrante o no.

De los sentimientos más presentes en esas horas (las de la negación del visado), el más fuerte era el de la impotencia. Verte frente a frente al poder y observar cómo define tu futuro inmediato o a largo plazo, sentirte vulnerable aceptando con la cabeza baja sin objeciones ni opciones de rescatar un proyecto de dos años - puesto que la programación en los países del exterior continúa y hay miles de artistas primermundistas con pasaportes libres de censuras esperando en la cola. Todo eso hace que a la cabeza vengan miles de historias similares a las tuyas; por lo que haciendo catarsis e intentando ser el vocero de esas historias, echas mano de tu herramienta más cercana, el arte. Es un lenguaje que tienes probado haciendo reflexionar a un buen número de personas, logrando cambiar mentalidades y estructuras de poder siempre y cuando lo hagas bien.

En esos instantes, yo quería hacer una obra agresiva y frontal, dejándome llevar por la ira. Pero, la llegada a Cuba de Catherine y largas sesiones de trabajo de un grupo muy cercano, donde se encontraban además de la curadora, Yanelys Nuñez Leyva, historiadora del arte y además mi novia, Claudio Peláez, realizador audiovisual y amigo cercano, y Vivi (Brigitte Campeau), amiga canadiense, dieron al traste con la idea que al final llevamos a cabo.

CS: La carta que el Servicio de Inmigración Canadiense le envió a Luis daba razones un tanto vagas para negarle la visa, y transmitía la idea de que existía un medio de que Luis no regresaría a Cuba después de su estancia en Canadá, dada su situación económica inestable en Cuba. Es posible que las autoridades canadienses hayan sospechado sobre una posible relación entre Luis y yo, y que ésta pudiese influir su decisión de abandonar Cuba. Aunque este tema surgió durante una conversación entre Luis y un oficial del Servicio de Inmigración Canadiense, la carta decía que la única razón para negarle su visa era que el motivo de su viaje a Canadá no era lo “suficientemente bueno,” y que la inestabilidad económica de su familia y su vida profesional en Cuba (el hecho de que no estuviera empleado de tiempo completo), no le aseguraba al Servicio de Inmigración que él regresaría después de su estancia.

Cuando nos enteramos de que su visa había sido negada por segunda vez, yo fui a La Habana para discutir con el artista para tomar cartas sobre el asunto. Luis estaba decepcionado y sentía una urgencia de reaccionar, una necesidad de hacer un performance, o de escribir algo en el Facebook al respecto, y una de sus ideas fue hacer una puesta en escena afuera de la embajada canadiense. Yo sentí que era más importante actuar de manera estratégica y no sólo reaccionar. Estaba doblemente motivada a responder a este evento dado que era la curadora y coproductora de la estancia que no pudo ser realizada y dado que soy ciudadana canadiense. Me sentía de manera similar a Luis pero estaba insegura sobre el tipo de acción que deberíamos llevar a cabo. También quería que Luis ganara algo de esta situación en la que había perdido tanto. En 2015, en Cuba, me había encontrado en una situación similar con Luis cuando un proyecto que le propuse no se pudo llevar a cabo. Pero él se recuperó y me propuso un nuevo punto de inicio, el cual se convirtió en el performance Welcome to Yumas1, así que sabía del potencial de Luis para recuperarse creativamente.

Por mi parte, yo quería que nuestra respuesta fuera asertiva y no agresiva, y creo que el “Diario del Verano Indio” logró esto. Ayuda a generar conciencia sobre su situación, y contiene un comunicado curado dirigido hacía el Servicio de Inmigración Canadiense. No se revela que el artista no está en Canadá hasta el final de la serie de videos. Publicamos en Facebook la carta que el Servicio de Inmigración Canadiense le mandó a Luis. Publicamos también un posicionamiento de mi parte como curadora que enviamos al Servicio de Inmigración Canadiense que era simple: tenemos el deseo que la creatividad y el arte sean reconocidos como elementos integrales del diálogo intercultural en la evaluación de aplicaciones de visa a Canadá.

Al Diario del Verano Indio se le describe como un proyecto de sublimación. ¿Qué es lo que te interesa en un acto de sublimación? ¿Por qué se utilizó este término para describir al proceso artístico de este proyecto?

CS: El concepto de la sublimación era una parte esencial de otro proyecto en el que yo estaba curando en esa época. Al principio, usé este término como un broma. Si no se podía realizar el viaje, ¿que mejor alternativa existía? Algo especial tenía que ocurrir, y teníamos mucha energía que redirigir. Una energía que venía de haber invertido un año en la producción de la estancia, construir relaciones, juntar fondos, y pelearnos con el Servicio de Inmigración Canadiense; energía que emanaba en anticipación de un viaje para un artista que apenas exploraba lo que es viajar fuera de la isla.

LMOA: El término sublimación es una observación de Catherine, donde ella ve esta obra como una manera de reinvertir una situación negativa o decepcionante en algo positivo, como una obra de arte. Para mí, esto no es una obra de arte, no es un objeto hedonista donde el resultado estético-visual es lo más importante. Es un gesto de protesta e intento de emancipación. Pues, todo mi trabajo es un resultado de mis sufrimientos, pesares y molestias con el mundo, y en especial con mi realidad próxima. Yo preferiría pintar flores, si la realidad fuese puro bienestar, a sangrar arte producto de observar un pueblo sufriendo decisiones egocéntricas de un político.

[...]

Partiendo de cómo los cubanos presentes en el proyecto veíamos al país norteño, además de algunas experiencias que nos transmitían estas amigas y otros canadienses, realizamos una obra donde nos resistíamos a matar la ilusión, donde criticábamos y hacíamos visible la censura y la xenofobia de un país que se vende al mundo (o al menos los cubanos pensamos esto) como un territorio abierto, multicultural, y que respalda la cultura y las relaciones entre los pueblos. Todo esto lo canalizamos a través de una obra divertida y llena de estereotipos, que son el fantasma de la interacción entre las culturas y casi siempre son aplicados negativamente a los pueblos menos favorecidos y folklorizados. Pero el principal mensaje que queríamos transmitir era el de no dejarse matar por un puto funcionario los sueños e ilusiones que viven en nuestras cabezas.

¿Qué papel jugó cada uno de ustedes el la producción de este proyecto? ¿Qué tipo de retos se presentaron en el proceso?

CS: Para la planeación del Diario del Verano Indio, comenzamos discutiendo la idea de que Luis hiciera un performance debajo de las ventanas de la Embajada Canadiense en Cuba. Me pareció que esto podría ser riesgo para él y que ya se había metido en problemas antes con las autoridades cubanas por un proyecto, El Museo de la Disidencia en Cuba, el cual había dirigido con Yanelys Nuñez Leyva. También sentía que era importante discutir la negación de la visa en Canadá y con canadienses. El Diario del Verano Indio nació de esta perspectiva, pero se convirtió en una interpretación y puesta en escena del programa en que Luis iba a participar y se compartió en Facebook para así poder alcanzar a todas las audiencias posibles. El proyecto iba a comenzar el 28 de septiembre del 2016, el mismo día que se suponía que Luis iba a llegar a Canadá. Éste fue también el día en que yo regresé a Toronto desde Canadá, así que descubrí las producciones diarias en Facebook como el resto del público.

La burla y el humor negro caracterizaron el Diario del Verano Indio, arraigado en la exploración del artista sobre clichés culturales a través de la actuación de distintos personajes. El proyecto estuvo marcado por el uso de materiales reciclados que Luis utiliza en sus esculturas e instalaciones. Me sentía entusiasmada sobre el hecho que el Diario del Verano Indio le brindaría a Luis la oportunidad de presentar todas sus facetas artísticas en un sólo proyecto.

LMOA: La obra se realizó en el apartamento de un amigo llamado Alejandro, y esta búsqueda del local era algo un poco complejo, debido a los problemas de vivienda existentes en la isla y en especial porque modificaríamos todo el espacio durante los diez días de duración del video performance. Pero, por suerte este súper amigo brindó su casa para realizar la obra. [...]

El día a día fue una experiencia divertidísima pero muy difícil y agotadora, coordinando previamente con Claudio Peláez Sordo, el realizador audiovisual, el tiempo que tenía disponible. Construíamos en esos momentos, con materiales vernáculos, lámparas caseras, cajas de cartón, madera, colores, telas y cuanto apareciera para que nuestra imaginación le sacara provecho; el escenario correspondiente dentro de la programación de la residencia artística.

La performance estaba en función de la cámara, que se movía producto de un guión chaplinesco, cuya única planificación era el pie forzado que proporcionaba la programación organizada por Catherine. Usualmente, elaborábamos las distintas escenas con las ocurrencias espontáneas que surgían durante todo el proceso. En el transcurso de la filmación, contábamos con varias personas como mis amigos, hermanas, y Yanelys, que en ocasiones tenían que hacer efectos especiales (como la nieve), ayudar como luminotécnicos o utileros, e inclusivo tener que actuar en uno que otro video. Luego, el trabajo de edición de los videos, constituía otro reto, pues Claudio debía de hacerlo en la soledad de sus estudio, en la madrugadas, tratando de desarrollar materiales de alrededor de un minuto, que cada mañana eran entregados a Yanelys para ser colocados en las redes sociales.

Para ti, ¿que significa imaginar y recrear un viaje de diez días a Canadá desde un estudio? ¿De qué modos estos videos presentan una crítica sobre la falta de movilidad y las restricciones de viaje entre Cuba y otras naciones?

CS: Es algo que va más allá de un comentario sobre la falta de movilidad y las restricciones de viaje. Es sus consecuencias reales. Pero en este ejemplo, el comentario es más sobre las políticas canadienses ya que no tenemos ningún tipo de evidencia formal de que el gobierno cubano haya participado en la negación de la visa.

El proyecto representa el sentir estar atrapado. Cuando estábamos compartiendo nuestras ideas sobre lo que sería una puesta en escena, me pareció que la respuesta no debía ser en público porque sería muy arriesgado. Pero también, nos dimos cuenta de que la actuación de este sentimiento de inmovilidad requería necesariamente un espacio confinado, para que el artista estuviese literalmente encerrado. Una vez que se engaña a la percepción, ese mismo espacio también puede funcionar como la entrada física a un espacio imaginario: el escenario para un viaje imaginario y el estudio de grabación para una película.

Al discutir el utilizamiento en este espacio confinado, mencionamos el performance I like America, America likes me de [Joseph] Beuys, al cual se le hace referencia en el subtítulo de este proyecto (“Amo a Canadá, Canadá, ¡ámame!”). Así que, sí, el objetivo del Diario del Verano, era enfatizar los límites de la movilidad, pero también celebrar otro tipo de movilidad y libertad, las cuales uno puede crear para sí mismo con el uso de la imaginación. Aunque estuviese atrapado, Luis fue capaz de compartir su perspectiva mediante el uso del internet. Fue increíble que algunas personas de verdad creyeran que Luis estaba en Canadá. Aunque todo en los videos fuera cliché y hecho de cartón, los videos cortos estimulaban la total suspensión de la incredulidad. Estaba lloviendo algodón en todos los videos y Luis estaba vestido como si fuera invierno con un sombrero tejido, pero en realidad en Toronto había 28 grados centígrados.

¿Qué tipo de preguntas han surgido con el aumento al acceso al internet en relación a la movilidad y difusión el arte en Cuba? Más específicamente, ¿qué papel han jugado las plataformas sociales en al distribución del “Diario del Verano Indio”?

LMOA: Para mí, la apertura en Cuba de un insuficiente y malo internet y el descubrimiento en mi caso personal de las redes sociales ha sido una herramienta de un poquito de libertad ya que estratégicamente y con sus particularidades puedes alcanzar comunicarte con centenares de personas que pertenecen al mundo del arte...como no. Me parece que aun cuando es un lugar sin intimidad, para circular un arte como el mío donde me interesa trabajar en un espacio público, un lugar que al cada día es más difícil hacerlo por la censura o burocratismos de la institución cubana, este espacio público virtual es orgánicamente favorable para mi experimentación. Generando grafitis virtuales, esta es mi forma de burlar un poco esa inamovilidad del sitio físico que te imponen las estructuras de poder.

Algo importante de “Indian Summer Diary” eran las redes sociales, ya que para mí el espacio de consumo de esta obra no sería la galería, pues en el cubo blanco hay otro espacio de diálogo. A mí me interesaba más para esta obra la web, ya que me permitía llegar a un público más amplio, que en su mayoría se encontraba fuera del mundo del arte, por lo que dialoga y reflexiona espontánea y abiertamente en tiempo real, e inclusivo porque me permitía jugar con una pararrealidad diaria, con los sueños, las ilusiones y todo ese mundo que se construye en el espacio virtual de las redes sociales.

En la tarde o el medio día de cada jornada era el momento más estresante de la obra, pues debíamos de subir los videos y las fotos a la red, material que no podía salir atrasado, debido a una narrativa que seguíamos y defendíamos y que no podíamos frenar para evitar decepciones. Los conocedores sobre Cuba saben los problemas de la internet, que es muy lenta, súper cara (una hora de internet equivale al 9% del salario promedio) y el pueblo en general solo se puede conectar en parques de Wi-Fi. Todo esto hizo que nos estresáramos mucho, pues debíamos de estar una, dos o más horas tratando de subir el video a la web, luego compartiéndolo, replicándolo…ya que se caía la conexión, se bloqueaba la laptop o nos quedábamos sin batería y el video se detenía su subida y tras mucha paciencia había que recomenzar todo desde el principio. Pero gracias a la persistencia siempre se pudo colocar en el ciberespacio.

¿Cuál ha sido la respuesta de la audiencia a estos videos? ¿Han tenido alguna reacción al proyecto que haya sido particularmente retadora?

CS: La gente creyó que Luis estaba haciendo sus videos desde Canadá. Les sorprendió enterarse del rechazo de visa. La mayoría de la gente que encontró su proyecto en Canadá estaban muy sorprendidos de que se le hubiera negado la visa. Desde la perspectiva canadiense, nos gusta creer que vivimos en un país con políticas de inmigración muy flexibles y que el peso de las instituciones, sobre todo de instituciones como el Colegio de Artes y Diseño de Ontario, la cual era el socio principal de On the Road, serviría como una garantía para asegurar el realizamiento de la estancia. Tenemos una imagen de ser un país multicultural, y de verdad, las caras en las calles de Toronto y la cantidad de programas ofrecidos a las nuevos inmigrantes en Canadá, transmiten la idea de que el lugar realmente lo es. Por tanto, asumimos que nuestras fronteras no están cerradas.

El problema que se discute en el sexto video no tiene realmente que ver con la cuestión de la visa, pero resultó ser un tema el cual es importante discutir. Algunos miembros de la audiencia acusaron a Luis de apropiación cultural cuando Luis y sus otros actores se vistieron de ciertas prendas indígenas “tradicionales” y las usaron para recrear las festividades “tradicionales.” Ese día, Luis contaba la historia de su visita a tres sitios, una aldea Huron Wendat, promocionada como “la primera aldea nativa de Canadá,” la iglesia de Saint-Marie entre los Hurons que representa un sangriento episodio de historia local, y la Reserva de la Primera Nación de Beausoleil, todos ubicados en Huronia a tres horas de Toronto, en los alrededores de Bahía Georgiana.

...yo no soy nadie para decirle al artista qué o no hacer. Sus reacciones e interpretaciones estaban al centro del estudio del tema de la interculturalidad. El choque cultural era evidente en comentarios en Facebook y mediante discusiones que tuve con gente en Toronto que estaba siguiendo el proyecto. No fui capaz de crear en ese momento un espacio público del modo en que me habría gustado, es decir, tratar de incluir la voz de Luis en la discusión, como individuo viniendo de una perspectiva cultural distinta. Las críticas fueron hechas completamente basándose en un discurso histórico y contemporáneo sobre la apropiación cultural que existe en Norteamérica. Así que, aunque el mensaje en cuanto a su visa fue enviado al Servicio de Inmigración Canadiense, el proyecto también creó conciencia de la urgencia de otro tipo de conversación en Canadá sobre la apropiación cultural .

LMOA: En esta aventura virtual cuyos mayores opinantes fueron los canadienses, nos acusaron de ser racistas en algún momento. En uno de los videos de la saga, en el que debía de visitar una reserva de la Primera Nación, puse mi más sincera interpretación de estos primeros pobladores, que se formaba del cliché del indígena con tocado de plumas y en taparrabo. Esta imagen no tenía el interés de burlarse de este grupo autóctono, era solo parte de una construcción que habitaba en mi cabeza sobre lo que es un indio. Los comentarios críticos y las pequeñas censuras que por este motivo sufrió la obra tuvieron su contraparte tras recibir también, por las mismas vías, varias intervenciones de personas que defendían “Indian Summer Diary.”

Pero al final, todo salió bien. Terminamos muy contentos, la obra tuvo mucho alcance, y pensamos humildemente que removimos la conciencia de las disímiles personas que tienen en sus manos la decisión del futuro inmediato del otro.

¿En qué modo su trabajo con Luis ha desafiado las limitaciones a la movilidad de los ciudadanos cubanos, particularmente las del artista?

CS: Desde que comencé a trabajar con Luis en el 2014, mi marco ideológico como curadora tiene una agenda clara la cual no está enfocada en cuestionar las políticas del gobierno de Cuba. Mi trabajo con Luis ha siempre partido de la premisa de discutir el estado de las relaciones interculturales en Cuba. Con el “Diario del Verano Indio,” nosotros discutimos el estado de las relaciones interculturales con Canadá. Al mismo tiempo, el proyecto reta al Servicio de Inmigración Canadiense y propone preguntas sobre el concepto de la apropiación cultural.

LMOA: Partiendo de mi realidad, en Cuba, hay un mundo del arte inmensamente intelectual, pero no hay un mercado del arte y es muy difícil exportar esa intelectualidad. Pues, el mundo del arte en Cuba es muy clasista y si no estás en el grupo de interés te cuesta más trabajo hacer visible tu discurso. Dependemos de uno que otro curador, galerista o persona del exterior que promueva el arte, que aparezca en tu estudio producto de algún amigo artista o teórico y luego de esos encuentros empieza todo un proceso de inseguros proyectos - inseguro por las muchas trabas y censuras que permean la realidad de la isla - que se empeora cuando se te niega la visa. Ese extra aumenta todo el estrés que ya pesa sobre el artista cubano y su obra. Una de las soluciones que tenemos para combatir parte de esto es la participar al unísono en la mayor cantidad de proyectos posibles, para si alguno sale mal tener un plan (B) u (C) o todo el abecedario.

 

 

*Entrevista bilingüe realizada por Lily Hartmann.

 

1. Welcome to Yumas (Miss Bienal de la Havana) fue presentado en 2015 como parte de "La Primavera del amor." Se recomienda leer el ensayo de Catherine Sicot en Public, y visitar la página web de Luis Manuel Otero Alcantara.

Foto: "Indian Summer Diary: Luis Manuel Otero Alcántara (La Primavera del amor 2016)."